Hay un tema que me viene rondando a la cabeza desde la exposición de la película "El show de Truman", se trata de una circunstancia que está implícita en el género humano. El hombre es un ser social, vive en sociedad y establece unas normas de conductas, normas éticas para regir el comportamiento. Sin embargo, del mismo modo existen dentro de la sociedad, ahora, en el pasado, y espero que siempre, una serie de individuos que se han planteado y cuestionado el sistema. Cuando estos individuos con sus discursos, proclamas o ideas consiguen arrastrar a otros muchos en su "locura" o "iluminación" se producen revoluciones. Y da igual lo bueno que parezca el sistema, porque estos individuos son de naturaleza contestarios, inconformistas y por esencia utópicos y soñadores. Son individuos que cuestionaron la jerarquía de
Esta sociedad no es perfecta, porque nunca lo llegará a ser, porque la perfección como todo, no es más que un punto de vista. Sin embargo, no por ello deberíamos lanzarnos a las fauces del conformismo. Nosotros, como arquitectos tenemos una responsabilidad ineludible en la configuración de las ciudades, en las formas de relación y en sus flujos pero también en la manera de habitar, y casi directamente en la forma de vivir. Pero como universitarios, tenemos la obligación de cuestionarlo todo, de querer saber por encima de lo que nos cuentan, de buscar como Truman una realidad diferente a la que nos muestran, una realidad diferente de la que nos han enseñado en esa cúpula que nos encierra y de la que deberíamos salir…